Saberlo

No hubo palabras, ni juramentos. No hizo falta mirarnos. Ladraba un perro que pronto calló y todo quedó en silencio.

Nos vieron algunos y nada entendieron. Vieron hombres solos y libres que se alejaban hacia caminos divergentes, que se detuvieron y, sonriendo unos, serios otros, dieron media vuelta y volvieron por sus pasos, senda pretérita de muertos, el camino al infierno.

Entradas populares de este blog

Pedro Salinas - Si me llamaras

Joaquín Reyes - La Hora Chanante

Primera evocación