Carencias o virtudes

"Tal vez, ahora que lo pienso, el estilo de un escritor no sea otra cosa que el fantasma de sus carencias más que la realidad de sus virtudes. A ver si me explico: uno acaba resignándose a lo que sabe hacer, va arrojando por la borda aquello que nunca hará bien y, al final, los demás perciben como logros lo que en realidad es el sedimento aprovechable y, con suerte, cada vez más ennoblecido y depurado y perfecto de los fracasos. Lo que a un escritor le salió cuando en realidad quería hacer otra cosa y que, con el paso del tiempo, se va solidificando en lo único que este puede hacer bien, en lo que hace como nadie. A un lado, claro, queda toda esa obra espectral. Todos esos libros que uno hubiera querido firmar pero no pudo."

Rodrigo Fresán
Jardines de Kensington

Cuándo empezamos a resignarnos, en literatura, trabajo, vida; allá dónde miremos, a lo que sabemos hacer y arrojamos por la borda aquello que nunca haremos bien.
Pensaba que ése era el principio de la decadencia, de la resignación, de un estatismo que, degradandonos paulatinamente, culminaría en la muerte física la larga muerte espiritual previa... Ahora no estoy seguro. Será que ahora, al observar mi resignación creciente, prefiero creer que en algún momento es importante sentir que llegas, que cumples de alguna manera objetivos que jamás te planteaste pero que ayudan a que te sientas satisfecho contigo mismo, y levantes el acelerador sobre un afán de superación a veces demasiado impreciso y demasiado ceñido a complejos, inseguridades, y no a un verdadero y positivo impulso de crecimiento sino a una huida de uno mismo en pos de otro yo mejor y distinto.

Creo en que nos define lo que hacemos del mismo modo que nos define lo que no hacemos, creo en la omisión, esa palabra que de pequeño no entendía en misa, somos tanto lo que hacemos bien como lo que hacemos mal y somos también lo que hacemos como lo que un día decidimos dejar de hacer, hastiados, vencidos por la resignación, el conformismo o, perspectivas, el pragmatismo de quien no puede poner indefinidamente velas contra el viento.

Entradas populares de este blog

Pedro Salinas - Si me llamaras

Joaquín Reyes - La Hora Chanante

Primera evocación