Repaso cinéfilo


A scanner darkly

Adaptación de una novela de Philip K. Dick. Trama futurista que muestra uno de esos mundos que Dick supo anticipar con una precisión que nadie podía imaginar. Sociedades decadentes a rebosar de drogadictos, carencia creciente de objetivos y valores. Reflexiones acerca de la identidad, de la naturaleza de la realidad y su percepción, nada es lo que parece. Y todo encorsetado en el elegante vestido de una intriga policial. Lástima que da la impresión de que todo ello está muy desaprovechado en la película. Interesante pero podría ser mejor. Mucho mejor.


Flags of our fathers

Clint Eastwood usa la Segunda Guerra Mundial para humillar a todos los militares de graduación y, una vez más pero con una perspectiva nueva, dudar de la necesidad de guerra alguna y subrayar el dolor y destrucción que dejan a su paso. Todo con su tempo reposado pero firme, sus planos medios y tres cuartos. Su manera de contemplar y mostrar con dignidad y respeto a los hombres.


The science of sleep

Michael Gondry coge los recursos plásticos y expresivos expuestos en sus video-clips durante años, su capacidad de convertir las imágenes en momentos de arrebatadora intimidad y construye una película sobre el deseo de amar, sobre el umbral del amor, el enamoramiento primero, tan perfecta y llena de exaltación como "Olvídate de mí" lo era sobre su final y la desesperación que conlleva.

Nada en esta película es convencional. Sin embargo, no produce la extrañeza de una película experimental. Gondry utiliza elementos expresivos experimentales como apoyo a la narración, no como la narración misma e incorpora elementos inverosímiles a una realidad en principio fiel a ésta, la nuestra, y, con todo ello (y no a pesar de ello) comunica a la perfección sus intenciones al espectador a través de la imágenes. El resultado, a pesar de su estilo ajeno a las convenciones fílmicas, resulta natural y cercano a la narrativa cinematográfica más clásica. Todo es nuevo pero todo es antiguo. Gondry es soberbio.


Deja vu

Paradojas absurdas, ciencia ficción de baratillo, efectos especiales malgastados, sentimientos y emociones primarios y mal desarrollados. Y Tony Scott dispuesto, una vez más, a apabullar visualmente al espectador con una película con un guión de mierda. La última gran película de este director fue "Amor a quemarropa" y Tarantino firmaba el guión. Con el resto de sus películas me lo paso muy bien (mención especial a "El último boy scout" y a la confusa pero muy interesante "El ansia") pero son muy flojas. Y "Deja vu" es de las peores.


Hollywoodland

Hollywood, años 50. Detectives privados, muertes misteriosas, estrellas de cine y Tv, productores, lujo y poder. Adrien Brody con ese gesto de pobre y cínico perdedor que se sabe perdedor y lo intenta una vez más. Ben Affleck notable en su papel de actor acartonado, Diane Lane radiante cuando debe estar radiante y desesperada cuando toca. Todo correcto, todo bien pero la película me deja indiferente, sin implicación en la trama. Si "LA Confidential" es la cima del cine de detectives estilo años 50 hecho en la actualidad, para mí "Hollywoodland" está detrás incluso de "La Dalia negra".


The prestige

Cristopher Nolan decide indagar en la naturaleza de la identidad. O intenta mostrar el drama de las obsesiones desbocadas, u homenajea al ilusionismo y a la magia, la auténtica, la aterradora. O hace una película espectáculo con un poco más de chicha de lo normal. Y se queda a medias en todo. Además, el truco empieza a verse en el segundo tercio de la película y el final no sorprende a nadie.


Idiocracy

La película.
Creo que es mejor no anticipar nada sobre su argumento salvo lo que el nombre anticipa. ¿Democracia o Idiocracia?, no es un debate, es, tal vez, una parábola.
El humor.
Hay buenos momentos en esta película y momentos de absoluta indiferencia. Un nombre de prestigio, Ethan Coen. Coautor del guión. Eso da empaque, respetabilidad. No mejora el resultado. Creo que hay que ver esta película, debe ser un ejemplo de lo que no se hace en la comedia de Hollywood desde hace décadas. Crítica social. Puede que no como la gente espera una crítica pero igual de rotunda, de válida y mucho más original.


El chico que conquistó Hollywood

Robert Evans fue un tio guapo y con suerte hasta que la suerte le abandonó. Es todo lo que dice este documental, muy flojito. A pesar de ser muy poca cosa, habla largo y tendido de la trastienda de Hollywood de los 50 a los 80, de modo que, para mitómanos como yo, es una gozada llena de chascarrillos sobre actores, guionistas, directores o productores famosos. Como documental sobre el personaje elegido, eso sí, es complaciente y con poco ritmo.


El árbol de los zuecos

El cine es una expresión artística. El arte es una página en blanco. Tiene el sentido que el autor le imprime o el que el espectador le otorga. Si es que tiene algún sentido.
Olmi siempre ha creído que ese sentido debe ser mucho más que el llenar horas muertas, el simple entretenimiento.
Olmi habla de gente y usa gente, no actores, para mostrarnos eso de lo que habla. Eligió, siempre, a los débiles. Habla de ellos y para hacerlo usa débiles. Y pone en su visión una falsa objetividad. Elige lo que importa y omite lo que le perjudica.
Olmi hace cine social, de denuncia.
Olmi logró con "El árbol de lo zuecos" uno de los retratos más hermosos, tristes y veraces de la Italia de finales del siglo XIX y principios del XX; de lo que fue España hasta los años 60 del siglo pasado y metáfora inmensa d euna verdad que aún hoy pervive en el mundo.
Olmi merece el amor y el respeto presente y venidero, porque Bertolt Brecht habló de los imprescindibles y Olmi es uno de ellos.

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