Una historia de Brooklyn

O "El calamar y la ballena".
Título mucho más acertado en relación al argumento y en relación al título original pero sujeto a más equívocos. Por eso, supongo, los lumbreras de la distribución cinematográfica en España le cambiaron el nombre.
No parece cine estadounidense.
Está ambientada en Nueva York.
Recuerda visualmente (fotografía, iluminación, dirección artística, etc.) a cualquier película de Woody Allen ambientada allí.
Pero no es cine americano. Tampoco europeo. Por momentos no parece cine.
Los personajes no son personajes.
Cualquier guión de Woody Allen es basura frente a esta breve película, 83 minutos incómodos de personas atrapadas en sí mismas, incapaces de observarse, inmersas en vivir.
Personas.
Divertidas y miserables a partes iguales.
Inteligentes, pedantes, ambiciosas, cobardes.
Sin explicaciones.
Lo son.
Y todo avanza con sencillez, con la aplastante determinación del tiempo y la realidad, la verdad de cada uno.
Es como si cualquier otra película fuese un exceso de palabrería, de presuntuosidad visual o de ambas cosas.

Entradas populares de este blog

Pedro Salinas - Si me llamaras

Joaquín Reyes - La Hora Chanante

Primera evocación