Pagar lo que se debe

Al respecto de la noticia de que la Audiencia Nacional ha dictado una orden de embargo de los bienes de dos de los etarras que asesinaron en 1980 a Ramón Baglietto, dice Josu Erkoreka, portavoz del Grupo Parlamentario Vasco, según elcorreodigital.com que "el embargo de bienes debe tener un límite para permitir la reinserción de los ex terroristas", y que "Azpiazu y Zuazolazigorraga ya cumplieron en la cárcel «sus deberes con la sociedad», por lo que entiende que para que puedan ejercer su derecho a la rehabilitación social el embargo no debiera afectar a aquellos bienes «imprescindibles para garantizar la supervivencia»".

Entra dentro de lo razonable que a cualquier criminal obligado a indemnizar a las víctimas o a familiares de éstas, se le deje lo justo para que continúe con su vida y el resto sea entregado, durante tanto tiempo como sea necesario hasta saldar la deuda, a las víctimas o familiares, o en este caso al estado, que, aunque tarde, ya pagó.

Totalmente ilógicas en cambio resultan las declaraciones de Emilio Olabarría, que según abc.es: "calificó de «inusual» y de «dudosa legalidad» la medida. «El embargo tan posterior en el tiempo llama la atención», afirmó, e insistió en que una medida de este tipo supondría «revocar parcialmente» dicha sentencia «recurriendo a la fórmula del enriquecimiento sobrevenido». Además, señaló que este tipo de medidas sólo puede tener a estas alturas un valor «simbólico» para las víctimas, dado que el Estado ya las indemnizó en su momento. De hecho, de ser embargados los bienes de los etarras, el dinero iría a parar al Estado por haber asumido en su día el coste de esas indemnizaciones."

¿Valor simbólico para las víctimas que un asesino pague el importe que un juez le impuso pagar como compensación y que, por declararse insolvente entonces, que no ahora, se libró de pagar (entonces, que no ahora)?. Ridículo. Es un valor moral, ético. Librarse de pagarlo sería una humillación para las víctimas y para todos nosotros y un motivo de orgullo y burla para los criminales.

Mientras me alegro de que este tipo de obligaciones no caigan en ese nebuloso olvido judicial y administrativo que todos los no iniciados en las artes de la burocracia somos incapaces de entender, me acuerdo de todos los hijos de puta que seguramente viven a cuerpo de rey en la actualidad, pisando la cárcel lo justo o bastante menos que lo justo, y sin devolver ni un duro de lo estafado, robado o defraudado (dinero que, habitualmente, paga el estado, o sea, nosotros). Sobre quien más fresca tengo la memoria es Roldán, aunque hay otros muchos ilustres del mangoneo y el fraude...

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