La sociedad del espectáculo

Casualidades: Anteayer un amigo me hablaba de Guy Debord y la Internacional Situacionista y me recomendaba que leyese "La sociedad del espectáculo" y ayer lo citaban en el blog de Plácida ye-yé, que, por cierto, está de despedida (que no creo que sea larga ;).

La Internacional Situacionista (IS), fundada en 1957 con Guy Debord como miembro más destacado y siempre sometida a su exigente y radical influencia (fueron frecuentes las expulsiones de la misma de aquellas personas que se alejaban lo más mínimo de la ortodoxia que Debord exigía y defendía, hasta el punto de que a su término en 1972 sólo quedaban dos miembros en activo de un total de unos 70), supuso una aproximación artística y política a los medios que sentasen las bases, o facilitasen de algún modo, la revolución contra el sistema que estaba, tarde o temprano, por llegar en el contexto de lucha de clases marxista. En palabras de Andrés Debesa: "un movimiento vanguardista en el que lo político y lo artístico se fusionan para tratar de superar las condiciones de separación de la vida a las que nos somete la sociedad capitalista avanzada".

En el "Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional",
documento fundacional de la IS, Guy Debord expone las bases del pensamiento situacionista:

"Nuestra idea central es la construcción de situaciones, es decir, la construcción concreta de ambientes momentáneos de la vida y su transformación en una calidad pasional superior. Tenemos que poner a punto una intervención ordenada sobre los factores complejos de dos grandes componentes en perpetua interacción: el marco material de la vida; los comportamientos que entraña y que lo desordenan."

"Nuestras perspectivas de acción sobre este marco tienden, en su último desarrollo, a la concepción de un urbanismo unitario."

"La teoría situacionista sostiene firmemente una concepción no-continua de la vida. La noción de unidad tiene que ser desplazada desde la perspectiva de toda una vida -que es una mistificación reaccionaria basada en la creencia en una alma inmortal y, en última instancia, en la división del trabajo- a la de instantes aislados, y la construcción de cada instante mediante un uso unitario de los medios situacionistas. En una sociedad sin clases no habrá más pintores, sino situacionistas que, entre otras actividades, pintarán."

Los situacionistas ven la realidad (la vida) capitalista como una reducción de la verdadera realidad, hasta el punto de convertirse en una mera representación de ésta. hecho que es necesario rebasar para llegar a su plena realización.

Sin embargo, y cito un texto publicado en el Ateneo Virtual: "con su concepto sectario y elitista acerca de la coherencia teórica, la IS no consiguió desarrollar en la práctica una teoría y praxis más allá del concepto de vanguardia", pues de hecho su relevancia política no fue más allá de ser uno de los grupos que los estudientes tuvieron como referencia en el fracasado mayo del 68; grupo que no llegó a calar en el colectivo obrero.

Respecto a la obra más importante de Guy Debord, y, posiblemente, referencia obligada para entender el situacionismo, "La sociedad del espectáculo" puede descargarse gratuitamente o leerse online. Se trata de una obra publicada en 1967 y formada por 221 puntos, agrupados en 9 capítulos. En lo que he leido hasta ahora, analiza ferozmente la realidad con tal precisión que, 40 años después, sigue totalmente vigente. La Wikipedia explica con claridad las características de esta obra y del pensamiento de Guy Debord en general:

"las teorías de Debord intentaron explicar el debilitamiento de las capacidades espirituales en el curso de la modernización de las esferas tanto privadas como públicas de la vida cotidiana por las fuerzas del capitalismo de mercado durante la modernización de Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Los sentimientos de alienación, postuló Debord, podían ser explicados por las fuerzas invasivas del 'espectáculo' - la naturaleza seductiva del capitalismo consumista. Los análisis de Debord aplicaron la crítica de comercialización de Karl Marx y Georg Lukács a lo que superficialmente se llama 'los media' y proclamó que la alienación era más que una descripción emotiva: el resultado provocado históricamente por el capitalismo. La Internacional Situacionista intentó crear una serie de estrategias que se acercaban directamente a Dadá y el surrealismo."

Por otro lado Guy Debord describe bien las ambiciones del libro en este fragmento de uno de los prólogos que escribió:

"En 1967 quise que la Internacional Situacionista tuviera un libro de teoría. La I.S. era en aquel momento el grupo extremista que más había contribuido al resurgimiento de la contestación revolucionaria en la sociedad moderna; y era fácil ver que ese grupo que había alcanzado ya su victoria en el terreno de la crítica teórica y la había perseguido hábilmente en el de la agitación práctica, se estaba aproximando por entonces al punto culminante de su acción histórica. Se trataba, pues, de que semejante libro estuviera presente en los tumultos que pronto sobrevendrían y que habrían de transmitirlo luego a la vasta continuación subversiva que no podrían menos de inaugurar."

Dice Juan Goytisolo sobre Debord:
"Su lectura de una metrópoli como París invertía las jerarquías establecidas de la ciudad ensalzada por escritores y poetas, tanto franceses como extranjeros. El monumentalismo de la Estrella, el Arco de Triunfo, las avenidas trazadas con compás y tiralíneas por el arquitecto oficial de Napoleón Chico a fin de facilitar los eventuales disparos de la artillería contra su propio pueblo le repugnaban. La museización del espacio urbano, el almacén cultural del Louvre, la vistosidad de la Torre Eiffel se situaban en los antípodas de su visión estética. Ni siquiera el Barrio Latino y Montparnasse escapaban a sus sarcasmos: bobería, papanatismo, mal gusto burgués, puro decorado de cartón piedra. No sé si se había arrimado al Walter Benjamin lector de Baudelaire -dos autores que luego influirían en mi trabajo-, pero su perspectiva reflejaba su huella. No obstante, el París que le interesaba no era ya el de las galerías y pasajes cubiertos de los Distritos Segundo y Décimo, sino el heterogéneo, meteco, portador de gérmenes de un futuro convulso pero auroral. Con Debord y Michèle Bernstein visité los cafetines norteafricanos próximos a Maubert-Mutualité. Las callejuelas que desembocan en los muelles del Sena no eran entonces esa zona residencial elegante en la que estableció sus cuarteles François Mitterrand: habían temporalmente venido a menos y se hallaban habitadas por una población parisiense, híbrida de inmigrante y francés proletario y orgulloso de serlo, como en Belleville y Menilmontant. Guy Debord parecía intuir la metrópoli del futuro, la que vemos gestarse ya en las grandes ciudades europeas, y acechaba con delicia la infiltración paulatina del centro por una periferia proteica y portadora de savia nueva."

"el libro de Debord da en el blanco. No vivimos en el mundo de Marx ni en el de los filósofos marxistas y antimarxistas que le han sucedido. Ahora se distribuye el pensum -¡en el castellano medieval se llamaba "pensadores" a quienes distribuían el pienso al ganado!- a través de la pantalla del televisor. La ideología se ha disuelto en su representación mediática. Vivimos irremediablemente, como dictaminó Debord, en la sociedad del espectáculo, y esto vale para todos, nos guste o no."

Fueron este libro, su autor y este movimiento protagonistas de aquel mayo del 68 que supieron anticipar y que en este Sarkozy y en estas algaradas apolíticas y salvajes por toda Francia se ha quedado.

El hastío y la insumisión del obrero (que ya no es tal, sino clase media, lo cual es como no ser nada, pues tampoco existe ya la clase media por mucho que Sala i Martín insista en que la desigualdad en la distribución de la renta desaparece) continúan hoy en día. Los hijos de inmigrantes claman contra quienes los cosifican pero, acorde con los tiempos de pastoreo intelectual que vivimos, los jóvenes corderos descarriados carecen de ideología y de sentimiento alguno de clase. No claman contra el sistema, la sociedad capitalista o el capitalismo en sí, sino contra su exclusión de los beneficios del capitalismo, pues ellos son uno de los precios a pagar.

Si algo puede comprobarse de la observación de los medios de comunicación masivos y de la sociedad en general es la dramática ausencia de ideología alguna en las motivaciones de cualquier acto. Todo lo ha permeado el pensamiento de mercado, y todo se mide por la vara única que supone el valor en el mercado. Si a ese análisis añadimos la excelente interpretación de la realidad como representación de ella misma, como espectáculo, que lanza Debord, realidad de la que somos todos poco más que consumidores extáticos, no sólo se constata que dicha aproximación da una imagen terriblemente fiel de las economías desarrolladas en la actualidad, sino que nos deja, como individuos y como colectivo, a muy poca altura, muy por debajo sin duda del nivel de las personas que murieron hace 100 años por derechos que hoy en día consideramos inalienables, preocupados como estamos porque llegue la hora del café y podamos zanganear 20 minutitos, y debajo también de quienes, hace 40 años, reivindicaban un cambio. Claro que, magistral desenlace a lo Mihura, muchos de aquellos que reivindicaban, se sientan ahora cómodamente en sillones parlamentarios mientras el frágil edificio del bienestar se desgasta bajo la incansable erosión del mar del liberalismo (liberalismo que, todo hay que decirlo, no es tal, sino la perversa manipulación que de él hacen los capitalistas para perpetuar su hegemonía y sus beneficios)

Más información:
Un texto muy interesante para aproximarse al pensamiento y a la historia de la Internacional Situacionista es el de Andrés Debesa que he citado.
También Despertáculo
Y el Archivo Situacionista.

Para ubicar un poco en el contexto de la época la IS, aquí hay un enlace a un fragmento de To sir with love la canción de Lulu que fue número uno del Billboard en 1967, año de publicación de "La sociedad del espectáculo".

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