Saludos

He ido al baño hace poco más de tres horas. Son los baños comunitarios de la planta que ocupan las oficinas en las que trabajo. Al entrar, las luces (de esas con un dispositivo que las desactiva al cabo de unos minutos) estaban apagadas pero tengo costumbre de no darlas, me basta la penumbra que proporcionan dos pequeños tragaluces. He meado en silencio y luego ha dado a la bomba. Me estaba lavando las manos cuando ha sonado una cisterna, una puerta se ha abierto y un tipo calvo, joven, de piel clara, con barba de pocos días y vestimenta informal ha pasado de largo frente a mí y los lavabos y, sin decir nada, ha salido del servicio. Del mismo modo que le ocurre a mi hermano, odio que la gente haga eso.

Luego he vuelto al trabajo, tenía que reunirme con mi jefe y otros compañeros, he cogido unas notas, papel, bolígrafo y agua. He entrado en la sala de reuniones y allí, frente a mí, el tipo calvo, joven, de piel clara, con barba de pocos días y vestimenta informal. Una compañera me decía que es nuevo en la empresa y ha dicho su nombre. Él me ha tendido su mano y me ha sonreído amablemente. Suelen hacerlo y, del mismo modo que le ocurre a mi hermano, dios, cómo odio que la gente haga eso.

Entradas populares de este blog

Pedro Salinas - Si me llamaras

Primera evocación

Ese pasado perfecto