Cosas que nunca te dije


Hace ya 13 años que murió Brandon Lee. Hoy hablaron de su vida y sobretodo de su muerte en la tele. Soy un gran fan del cine de acción, al menos lo fuí hasta que el estilo Michael Bay reemplazó al estilo John McTiernan. Yo, fan entregado del Jackie Chan de los 80, de Bruce Lee, incluso de Arnold Schwarzenegger, había descubierto, no era el único, al "action heroe" de los 90, Brandon Lee, en "Rapid Fire" y "Little Tokyo. Ataque frontal", dos películas en las que lo único bueno era él. Y estaba rodando "El Cuervo", que prometía ser revolucionaria...

La película no fue para tanto, aunque visto el panorama hoy, se revaloriza, y Brandon Lee murió durante el rodaje por accidente.

Hace 12 años que Isabel Coixet rodó "Cosas que nunca te dije". De eso va todo esto.

Hay una chica a la que ya no puedo decirle nada. No la ayudé nunca, nunca quiso ayuda aunque deseaba con toda su alma que la salvasen. Nunca nadie pudo acercarse lo suficiente. Era hermosa, frágil, obsesiva hasta las uñas en carne viva que se mordisqueaba. Altísima, delgada, cuerpo de modelo, nunca supe de su inteligencia pues siempre andaba temiendo hacer o decir cualquier cosa y nunca trataba de valerse por sí misma.

Hay otra chica a la que ya no tengo nada que decirle. A la que fue, le querría decir que la quise como se suele querer; siempre dudé cuando estuve con ella y aún hoy me sorprende cuánto la quería.

Una tercera hubiese sido la mujer con la que vivir para siempre y ser así feliz. Sólo hablarle era sentirme en casa y en el vértigo del imposible a un tiempo.

Una pequeña, extraordinaria, ése fue el único amor arrebatado, enorme. El más alto y el más bajo. Y entre ambos momentos apenas pasaron un par de meses.

Aquellas que no menciono no son ni valen menos. Afortunadamente el tiempo, por llamar de alguna manera al anárquico proceso de archivo de nuestro cerebro, se toma a veces la molestia de ahorrarnos alguno de esos recuerdos que en las madrugadas, en soledades y galerías, nos acompañan con agónicos cantos de sirena, caducos hace ya mucho, ecos terribles y desamparados como aquella niña enamorada del demonio que gritaba a la montaña "¡Predicador!, ¡predicador!", y nunca obtuvo respuesta.

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