La compañía



Lo mejor es, siempre, la compañía.

No es que quiera repetirme pero el poema de Jorge Riechmann "Ven, te acompaño" es una gozada.

Se acaba el año y pienso en las películas que, esperadas largo tiempo, un día ya no podré ver, del mismo modo que recuerdo en ocasiones las telenovelas que mi abuela dejó a medias, las conversaciones que quedaron inconclusas entre ambos, la promesa que le hice de que pronto volvería a casa, el último día que la llevaron al hospital.

No es que esté triste (lo estoy a veces), sólo hago memoria.

Puede que el tiempo observe la separación de esa pareja que se aleja abrazada. Pesará ese día tanto la separación, como el camino recorrido juntos.

Y ya que toca cambiar de año para seguir midiendo un tiempo que sólo se tiene a sí mismo como referencia, y dado que un nuevo año es siempre motivo de augurios, os deseo buena compañía por mucho tiempo.

Por cierto, menciona la wikipedia en su entrada sobre el año nuevo este texto del Evangelio según San Lucas:
Capítulo 2, versículo 21. "Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada."

Resulta que el día 1 de enero se celebra que circuncidaron a Jesús y también que le pusieron nombre.

Celebrar que a uno le corten un trozo del pito no creo que sea de mucho mérito ni inteligencia. Celebrar que a uno le pongan nombre supongo que tiene más sentido, aunque lo único que realmente me llama la atención es que hicieron ambas cosas el mismo día y, probablemente, en la misma ceremonia (tal vez sólo podían darle nombre después de cortarle el pellejo del pito).

En fin, cosas de la Nochevieja y del Año nuevo.

¡A comer!

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