donde nada llega


Te quiero.
Te quiero y voy a olvidarte,
ya olvidé tu rostro en parte,
tus ojos, tu nariz,
ya no recuerdo bien si al besarte
eran tus besos duros o eran suaves,
si eran firmes o inseguros.

Te quiero.
Faltas tanto
contra mí, tratando
de atravesar mi pecho con tu pecho
y yo aferrado a tu nuca
para fundirnos
donde no llegan el sudor ni el sexo,
donde nada llega salvo yo,
que me dejé en esa isla, tan solo,
a la espera de una increíble aventura.

Te quiero.
Suena triste y a despedida.
Lo es. Quererte
tiene el determinismo de desquererte un día,
estemos juntos o no por siempre.

Te nombro esta noche
y conjuro la desmemoria y ya no verte,
y, recordando tu nombre, nombrándote,
sabré que una vez, seguro, te quise
y la puta verdad que nos ignora,
que a todos falta y a todos quiere
dirá lo que sea de ti, de mí, de esta noche.

Te quiero y voy a olvidarte
y por eso te escribo hoy
para negar el olvido, el tiempo,
la muerte.
Y así, escrito, quererte siempre,
quererte.


(Por cierto, soy intuitivo pero casi nunca hago caso a mi intuición porque creo más en los hechos, en lo cierto. Suerte que estoy cambiando. Otra cosa, no me gusta mucho este poema, pero era uno de esos borradores que jamás ven la luz. Ya era hora.)

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