La juventud y la alegría
Si eras muy mayor, no podías verle. Sus cuentos favoritos eran los que hablaban de él. No pesaba absolutamente nada, nadie podía tocarle, su corazón no latía y tenía aún sus dientes de leche. Cambiaba de bando en una pelea en función de si estaba resultando excesivamente fácil ganarla y su sombra se le desprendía a veces.
Si alguien sabía todo lo que pasaba en la isla, ése era él. Ni la princesa de los pieles rojas ni Wendy eran otra cosa sino madres. Vivía día a día y olvidaba pronto a los que no veía en un tiempo. Morir, decía, tiene que ser una increíble aventura.
El "imaginario colectivo", algo que probablemente es en realidad el "imaginario colectivo impuesto", hizo de Peter Pan un personaje ridículo. Disney fue fatal pero dicen que incluso Barrie, al novelizar la obra de teatro, hizo que ésta perdiera parte de su salvajismo, su irreductible rebeldía; lo que hace a Peter Pan ser Peter Pan.
La fuerza de "Jardines de Kengsinton" de Rodrigo Fresán me ha convertido, como buen fetichista emocional, en intrigado admirador de James M. Barrie y su obra, a pesar de que, en realidad, a quien admiro es a Fresán. A pesar de mi confusión y escaso discernimiento he leido la obra teatral original "Peter Pan", la que hace más de 100 años celebraron en el teatro niños y adultos por igual, maravillados, seguro, con la técnica voladora y más aún con la historia del único niño que no podía (no quería) crecer.
Barrie ya entonces sabía que los niños no son buenos ni malos, son niños. Y todo lo que esa ausencia moral implica se observa en "Peter Pan". ¿Y quién es Peter Pan?, él mismo se define, es "la juventud y la alegría". El tiempo detenido en una infancia perfecta y solitaria; la muerte hurtada y, como la muerte, también la vida.
Hace más o menos un año:
-Despedidas
Si alguien sabía todo lo que pasaba en la isla, ése era él. Ni la princesa de los pieles rojas ni Wendy eran otra cosa sino madres. Vivía día a día y olvidaba pronto a los que no veía en un tiempo. Morir, decía, tiene que ser una increíble aventura.
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El "imaginario colectivo", algo que probablemente es en realidad el "imaginario colectivo impuesto", hizo de Peter Pan un personaje ridículo. Disney fue fatal pero dicen que incluso Barrie, al novelizar la obra de teatro, hizo que ésta perdiera parte de su salvajismo, su irreductible rebeldía; lo que hace a Peter Pan ser Peter Pan.
La fuerza de "Jardines de Kengsinton" de Rodrigo Fresán me ha convertido, como buen fetichista emocional, en intrigado admirador de James M. Barrie y su obra, a pesar de que, en realidad, a quien admiro es a Fresán. A pesar de mi confusión y escaso discernimiento he leido la obra teatral original "Peter Pan", la que hace más de 100 años celebraron en el teatro niños y adultos por igual, maravillados, seguro, con la técnica voladora y más aún con la historia del único niño que no podía (no quería) crecer.
Barrie ya entonces sabía que los niños no son buenos ni malos, son niños. Y todo lo que esa ausencia moral implica se observa en "Peter Pan". ¿Y quién es Peter Pan?, él mismo se define, es "la juventud y la alegría". El tiempo detenido en una infancia perfecta y solitaria; la muerte hurtada y, como la muerte, también la vida.
Hace más o menos un año:
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