Estímulos químicos o eléctricos

Ayer cogí el metro,
llegué a la parada de San Nicolás y
al salir, olía Bilbao
como el día que te conocí,
como las semanas, el mes
que pasamos juntos
o como quiero recordarte.

Recordarte así, a traición,
sin tiempo para argumentos
que te trivialicen, sin tiempo
para desquererte otra vez
porque ya había olvidado que te quería
y tuve que dejar de quererte.

Hoy te echo de menos,
mientras se desdibuja tu rostro,
opaco al trasluz del tiempo
como los amigos divergentes, el niño que fui,
los muertos,
y te recuerdo
porque tenía que olvidarte,
me lo dije un día y lo estaba cumpliendo
pero se obstinó mi cuerpo en recordarte
y ayer, en un Bilbao húmedo, luminoso y fresco
decidió que era un buen día para haberte conocido.

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