17 de abril de 2005

Resultados de las elecciones al parlamento vasco en 2001:

PARTIDOSVOTOS% V.C.ESCAÑOS
EAJ-PNV /EA604.22242,72%33
EB-IU78.8625,58%3
EH143.13910,12%7
PP326.93323,12%19
PSE-EE/PSOE253.19517,90%13


En 2001 la coalición PNV/EA logró un gran triunfo. El PNV domina la política vasca desde casi la misma génesis de la actual democracia y aún mantiene su hegemonía a través de las generaciones. En 2001 fue posiblemente el acierto coyuntural en el discurso conciliador y sosegado que lanzaron, frente a la crispación y enfrentamiento que pregonaba el PP, el que, en combinación con otros factores estructurales, les permitió ganar. Ahora las tornas de la política giran y los papeles cambian pero no el lado del triunfo. El PNV sabe pulsar la calle, sabe qué decir para ganarse al ciudadano vasco medio que todos los políticos vascos persiguen cual pottoka risueño y huidizo. No consigo encontrar explicación al secreto de ese éxito que sólo un gran desprecio por la población vasca me permite perfilar (del mismo modo que se perfila en la población española o en la estadounidense): dice el personaje de Kris Kristoferson en el largometraje "Silver City" de John Sayles que la publicidad ya no vende el mejor dentífrico ni el coche más seguro: venden el coche líder de ventas en 2004 o el dentífrico más vendido del mundo. Venden el éxito y tu derecho a pertenecer a ese grupo de elegidos. Venden la diferencia entre ser un ganador o un perdedor.

En un país de cultura ancestral, de apego a la tierra, de amor a lo nuestro, hoy en día no sólo nos miramos al ombligo enfermizamente sino que miramos al del vecino seguros de poder decir: "sí, somos iguales, somos vascos". Votamos al partido porque es una prolongación de lo que somos en el día a día y porque es lo que somos nosotros, todos, los vascos. Es el modo de unirnos contra un mundo que quiere borrarnos poco a poco en la diversidad. De triunfar frente a un futuro advenedizo que nos ignora. De destacar de algún modo en una España que nos cree parte, periferia, expendedor de dinero para financiar carreteras en Andalucía.

No importan la especulación, los contratos a dedo, el nepotismo, la casa de putas que es cada órgano de gobierno municipal, foral o el gobierno vasco. Todos los políticos son iguales en todas partes pero el PNV nos representa... será eso. Yo prefiero echar a los ladrones, aunque los que vengan también roben... es por orgullo... Habrá quien diga que no, que eso son patrañas y lo de casa de putas una calumnia que merecería la primera clausura de una web en aplicación de la LSSI en el País Vasco... no importa que realmente exista la corrupción en el sector público vasco, ni que las políticas económicas de derechas del PNV hayan dejado en un amargo desamparo al obrero en pro del "emprendedor", que el sistema de prácticas en empresas sea un insulto a la dignidad de los universitarios vascos y del resto de estudiantes de academias y efepés diversos... por no hablar de la disposición de nuestros dirigentes a cumplir con lo de la vivienda digna... para qué, si ni siquiera queríamos esa constitución...

Acabo de venir de un paseo por Punta Galea, en Getxo, donde los chaletes de la nueva burguesía vasca se siguen edificando a 100 y 50 y 20 metros de la franja costera. No hay problema. Es urbanizable. No es un delito ecológico hacer chaletes en la costa, el delito sería hacer viviendas de protección oficial para los gitanos, con las vistas de Castro tan bonitas que hay desde ahí...

El 17 de abril hay elecciones al parlamento vasco. Ganarán los de siempre y seguiremos igual, o peor. Jamás he votado al PP. No me gustan en nada. Ni en política económica, ni en valores morales, ni en compromiso social, ni vistiendo me gustan y menos aún cuando insultan e insultan e insultan hasta aburrir. Igual este año les voto, o a ese PSE-PSOE desorientado que intenta rehacerse y ofrecer algo más que los espumarajos del PP. Por nada, por joder, porque manda huevos que seamos tan gilipollas.

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