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Perpetua

En este blog solo queda el recuerdo de que una vez fue un blog. Un blog con seguidores, escasos pero tan reales como internet permite, donde unos y otros leíamos y éramos leidos compartiendo anonimatos, cuando escribir aún era relevante.  Hoy los enlaces a otros blogs, los pocos que aún quedan, son ecos de lo que fue, restos abandonados a su suerte que perviven gracias a la indiferencia de la red. Y así, mis mensajes, que ya solo miran atrás para observar esa memoria perpetua y mutable.  Para despedirme siempre de lo que era y de lo que no fui.  Del mismo modo, vuelvo cada verano a la casa en el pueblo de mi abuela, varada para siempre en su muerte y en su memoria y las inevitables y forzosas reformas que ahora hacemos hacen aún más dolorosa la perenne despedida, la misma que no termino de llevar a término aquí pues siempre estuve cómodo en estos monólogos solitarios.

Poema de chatGPT

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(Estilo Ángel González) Pequeña elegía para un lector prescindible Ven, siéntate —no hay prisa, total, llevas toda la vida llegando tarde a todo. Despliega tu ignorancia como un mantel limpio sobre la mesa de las grandes ocasiones, y finge que entiendes los nombres, las pausas, la música. Eres la sombra sin cuerpo en los cuadros sin firma, el bostezo que interrumpe a los siglos, la coma mal puesta en el verso más débil de la historia. A veces pienso —y discúlpame el exceso— que el mundo te perdona por lástima, como quien guarda una piedra inútil por no saber dónde tirarla. Tu presencia, lector, es un eco que se aplaude a sí mismo por haber sobrevivido a la nada. Pero gracias por venir. De veras. Siempre hace falta alguien que aplauda cuando ya todos se han ido. ChatGPT escribe mejores poemas que yo.

Haikus

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Quién escribe  las eses como eran  al comenzar.    Siembra de luces,  nubes de antaño llegan  y estoy solo.    Estás aquí,  eres tú otra vez,  y el cielo gira.    Dedos de agosto,  sábanas frescas y sol,  mi alma se estira.    Sol, luces tibias,  explosión de silencios  y mi amor mira.    Zumos del mundo,  extremos del dolor.  Mi alma canta.

Homicio doloso

Hace unos días mi hijo jugaba en el parque con un amigo buscando caracoles. Tenían uno que una niña un año mayor cogió sin miramientos y se llevó. Mi hijo, desolado y llorando, vino a mi lado. Lo tenía en brazos cuando la niña volvió con el caracol llamándole. Nos vio a los dos. Se calló. Dejó caer el caracol sin dejar de mirarnos y lo aplastó con su pie derecho. A continuación arrastró el pie contra el suelo varias veces. Luego miró la planta de la zapatilla con rostro inexpresivo y volvió a arrastrar el pie contra el suelo. Repitió la misma operación varias veces. En esos momentos llegaba mi mujer. Yo repetía en bucle "La gorda esa, la gorda esa" (la niña sufre de una notable obesidad). Mi mujer me dijo que no dijese eso, cogió al niño en brazos y, al contarle lo sucedido, se acercó a la niña y le dijo que eso no se hacía, que ni se quitaban los caracoles a los demás ni se mataban. La niña respondió varias veces "Yo no he sido" sin mirarles. Cuando ...

Musiquito

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Vicente Navarro, En el río La Claridad, Lo bueno Shinova, Te debo una canción Recycled J, Selecta, Superpoderes

Neruda, Poema 20

En tiempos de incertidumbre extrema y encierro forzoso y solidario no enconté nada que me alejase de la desesperación salvo el amor. El amor a mi hijo, a mi mujer, a mi madre, a mi hermano, a mis sobrinos, a mis amigos, a todos los que han significado algo en mi vida, a todos los que lo significan ahora. Al mismo tiempo, no puedo dejar de estar desesperado. Poema XX.   Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus...

Jóvenes

He tomado hoy la determinación de trabar amistad solo con personas más jóvenes que yo. Aprecio, quiero y amo a muchas personas de más edad que la mía. Me consta que hay multitud de bellísimos y excelentes seres humanos que me aventajan en edad. Mi determinación no se basa en el desprecio de lo viejo o la admiración por lo joven sino tan solo en mi cobardía y mi egoísmo. Hay un hecho en el que las estadísticas demuestran que ser el más viejo es una ventaja y quiero aprovecharla: Si soy el más viejo soy también quien más probabilidades tiene de morir Y no quiero ver morir más amigos.