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Mostrando entradas de agosto, 2018
Busqué tu sombra y tu ciudado tantos años como el recuerdo alumbra y cuando al fin te encontré recio, taciturno y solitario, me recogí a tu lado y esperé que los días se sucediesen y nos sucediesen, juntos en cada paso. En las sonrisas cómplices, en tus manotazos cariñosos a mis demandas de besos, en los gritos a la costumbre de tantos años de soledad, en las conversaciones bajo el marco de la puerta, en cada paseo, día de pesca, en cada minuto en la cocina. En todo volvimos a una costumbre nueva y antigua, en el orden siempre esperado de las cosas nuestras. Llegó la vida (lo llamo la vida sin saber a qué me refiero ni si acaso existe) a ese reencuentro feliz que fue el nuestro como ha llegado siempre la vida a mi encuentro, arrolladora e irracional, tajante y severa, para separarnos, para desgarrar el lazo fortalecido de los días y el amor. Me quieres, sé que me quieres. Me lo dijiste. Me lo dijiste y el plazo brevísimo juntos se prolongó para siempre en cada p...
Se desprenden los recuerdos de mi memoria como las pieles muertas de un cuerpo gastado, limpian de novedad, de juventud, ambiciones y esperanzas hasta dejar la semilla seca y dura en su atalaya rocosa, acosada a cada segundo por la tempestad y la marea.