albemut

Desde hace más de 15 años me gustan varias de las canciones que interpretó Machín. Iba a decir muchas pero con alguien con más de sesenta discos, decir muchas supongo que resulta presuntuoso a menos que se sea un gran conocedor de su trayectoria. Siempre me ha llamado la atención que fuese negro y que esa circunstancia no le perjudicase en una España en la que aún hoy nos ponemos nerviosos o nos sentimos incómodos al ver otros colores de piel. Tal vez la radio no entendía de colores pero tampoco ha habido más casos de negros idolatrados en España como lo fue Machín, de modo que él y su "Angelitos negros" suponen, aún hoy, una feliz excepción y un punto de partida a no olvidar. Antonio Machín en la Wikipedia . Espérame en el cielo El huerfanito Dos gardenias Angelitos negros El Manisero Mar y cielo Toda una vida Mira que eres linda

_boris - Bajo Licencia Creative Commons Tengo un amigo del que desconozco absolutamente todos sus valores. Nunca ha llegado a exponer con claridad qué cosas son realmente importantes para él, qué no haría nunca o qué haría siempre. Dónde pone a los amigos, a la familia, a quien tiene menos recursos, a quien tiene más, a los inteligentes, a los poderosos... Es inteligente y ambicioso. He comprobado también que es interesado, pragmático y manipulador. Creo que, si para conseguir algo que desea o necesita, tuviese que utilizarme o hacerme daño, lo haría. Vaya amigo, ¿verdad?. Creo conocer a mucha gente. No es raro que alguien me sorprenda o me decepcione precisamente porque hace algo que no esperaba de él, para bien o para mal. En este caso, nada me sorprendería, pues se preocupa tanto de mantener su verdadero carácter oculto que no tengo ni idea de lo que piensa. Tal vez lo único cierto es que intenta conseguir lo que desea y ningún valor es más fuerte que ese deseo. Imagino que sólo pu

Las Tokyo Brass Style Se salen Visto en lilas.mforos.com

En la universidad me enamoré (una vez más) de una compañera de clase. Era de tez blanca, de ojos azules, pelo rubio y sonrisa enorme y franca. Era también, lo fue siempre o acabó por serlo, el cuerpo sobre el que escribir la intrahistoria de ambos, el cumplir de las promesas, el hogar último, el fin auténtico de la historia. Parecía un poco más delgada de lo saludable, y sin embargo, aquello sólo acentuaba su particular encanto, aquella hermosa fragilidad vital que marcó Audrey Hepburn cuando el mundo entero reconoció su abrumadora y peculiar belleza en sus primeras vacaciones en Roma. El primer día de carrera tuve una inmensa suerte. No conocía a nadie salvo a una chica del instituto (amor platónico del que tal vez otro día quiera hablar) que por desgracia tenía horario de tarde mientras yo lo tenía de mañana. Cuando llegué a aquella clase llena de desconocidos quedaban pocos sitios libres. Se agrupaban los pupitres en tres líneas de bloques de 4 asientos y me senté en uno al azar,

A ti, Te quieren por como eres. Te quieren a pesar de como eres. Te quieren tal y como eres. A ti, Quieres que te quieran por tus virtudes. Quieres que te quieran a pesar de tus defectos. Quieres que te quieran.

Te quiero. Te quiero y voy a olvidarte, ya olvidé tu rostro en parte, tus ojos, tu nariz, ya no recuerdo bien si al besarte eran tus besos duros o eran suaves, si eran firmes o inseguros. Te quiero. Faltas tanto contra mí, tratando de atravesar mi pecho con tu pecho y yo aferrado a tu nuca para fundirnos donde no llegan el sudor ni el sexo, donde nada llega salvo yo, que me dejé en esa isla, tan solo, a la espera de una increíble aventura. Te quiero. Suena triste y a despedida. Lo es. Quererte tiene el determinismo de desquererte un día, estemos juntos o no por siempre. Te nombro esta noche y conjuro la desmemoria y ya no verte, y, recordando tu nombre, nombrándote, sabré que una vez, seguro, te quise y la puta verdad que nos ignora, que a todos falta y a todos quiere dirá lo que sea de ti, de mí, de esta noche. Te quiero y voy a olvidarte y por eso te escribo hoy para negar el olvido, el tiempo, la muerte. Y así, escrito, quererte siempre, quererte. (Por cierto, soy intuitivo pero cas

No he sido nunca especialmente bueno. He sido ingenuo, apocado, conformista. Bueno no he sido. Si lo fui de pensamiento fue tal vez por cobardía. Si lo fui de obra fue por sentimientos o valores que cada día extraño menos. Pero si me mirases a los ojos, si creyeses que con excrutar mi superficie basta para juzgar a un hombre, dirías que parezco bueno. Si tomases algo más de tiempo, por precaución e inteligencia, en juzgarme esperarías a ver lo que unos pocos actos digan de mí. Tal vez fuesen positivos. O neutros. Suelen serlo, ya he hablado de mi cobardía. Pero no soy bueno. Me lo dice el fuero interno, ese cabrón respondón que los más gilipollas llaman "de la conciencia". Al mío le afinó la voz un montón de marujas desocupadas aficionadas a adoctrinar infantes en los misterios de Dios y en las bondades de Cristo. Ése, que me conoce, sabe que no soy bueno. Habrá quien me conozca, que lea esto y desconfíe. "No es cierto, eres bueno." me dirán compasivos o desconcerta

Esta foto no habría que censurarla, habría que quemarla... Soy, como a menudo ocurre, mi mayor censor. Lo soy por muchos motivos. Por los que mencionaría Chomsky acerca de la naturaleza sumisa del individuo sometido al adoctrinamiento del poder, por los propios de una educación católica que interioricé hace ya muchos años, por los habituales en personas tímidas que suelen preferir un discreto segundo plano, por los que la observación crítica de algunos de mis textos me exige... Ahora mismo, por ejemplo, tengo 141 borradores en el blog, de ellos 20 o 30 tal vez sean morralla que no borré en su día, puede que 90 o más sean ideas sin desarrollar y hay otros 20 o 30 textos terminados (hasta el punto en que cualquier texto puede darse por terminado) que no acaban de convencerme y no publico. Creo que voy a tratar de acabar con ese montón de borradores y, cuando ya no quede ninguno, me plantearé qué hago con este puñetero blog.